miércoles, 23 de febrero de 2011

eme

Si le preguntaseis a un académico por eme no vacilaría un segundo en daros su definición:

1. f. Decimoquinta letra del abecedario español, y decimotercera del orden latino internacional, que representa un fonema consonántico nasal y labial.

2. f. Letra numeral que tiene el valor de 1000 en la numeración romana.

En cambio, si la pregunta me la hicieseis a mí, la respuesta sería otra. Porque para mí, eme es más grande que Eme Mayúscula y vale más que la eme numeral, y no es decimoquinta, sino primera, y además contiene casi todos los fonemas consonánticos, y digo casi todos porque pronuncia la “x” como “cs” si le pone empeño, y como “s” si es espontánea. Me encanta verla llamar a un “tasi”o escucharla hablar de “seso”.Pero ella puede permitirse esa licencia, porque, por lo demás, es perfecta hablando. Bueno, para mí es perfecta en todo. Incluso promete cosas que ella y yo sabemos que no hay que cumplir. Y si los dos lo sabemos…todo sigue tan perfecto…

Mi eme es mi eme. Sencillamente perfecta.

Créanme cuando les digo que no hay filólogo en el planeta que quiera más a su eme que yo a la mía.

Para tí.

Océanos de amor.

viernes, 18 de febrero de 2011

Habla Humbert Humbert.

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-Li-Ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo-Li-Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita.
¿Tuvo Lolita una precursora? Naturalmente que sí. En realidad, Lolita no hubiera existido para mí si un verano no hubiese amado a otra niña iniciática. En un principado, junto al mar. ¿Cuándo? Aquel verano faltaba para que naciera Lolita tantos años como los que tenía yo entonces. Pueden confiar en que la prosa de los asesinos sea siempre elegante.

Señoras y señores del jurado, la prueba número es lo que los serafines, los mal informados e ingenuos serafines de majestuosas alas, envidiaron. Contemplen esta mañana de espinas.

Lolita, Navokov.

martes, 8 de febrero de 2011

"Focos de abundancia"

Releyendo un viejo libro de Feng Shui he recordado dos cosas que, aunque aparentemente no guarden ninguna relación, no se pueden comprender la una sin la otra.

La primera es que en mi vida alterno etapas espirituales e idealistas con otras en las que soy un monstruo complaciente. La transición de una época a otra es completamente repentina e irrevocable, por lo que suelo deshacer lo que me propongo. Y así es como lo he intentado todo pero nunca he conseguido nada.
Quise ser cristiano, pero me quede en el catequismo. Quise ser tántrico, pero nunca me atreví a eyacular hacia dentro. Quise reinstaurar la Republica, pero no pase de sacar su bandera en el valle de los caidos. Quise salvar vidas animales haciéndome vegetariano, pero me vendí a los 6 meses por una empanadilla de atún. Quise ser budista, pero me quede en los libros. Quise que el Feng shui rigiese mi vida doméstica, pero no pasé de trazar el mapa bagua de mi habitación. Quise ser comunista, pero no pase de leer su manifiesto. Quise manifestarme contra las peleterías y los taxidermistas, pero me quedé en las amenazas. Quise parar la guerra en Irak y ahora no se ni lo que sucede allí. Quise revelarme contra los cánones de belleza establecidos, y me acabo de poner innecesariamente a dieta.

La otra es que los armarios de los dormitorios y las cómodas suelen acumular un exceso de prendas, complementos y demás objetos (qué me van a contar a mí) que restringe el movimiento armonioso del chi por la habitación y por la vida en general. Recomiendan revisar lo que llaman “focos de abundancia” y deshacerse de lo que no necesites. Según este principio, cuanto más espacio liberes, más liberado te sentirás tu mismo, y por lo tanto estarás más abierto a todo.
Al leer esto fui corriendo hacia el armario de mi piso de estudiantes para ver en que estado se encontraba. Estaba bastante ordenado. Sentí un alivio que sólo me duro unos segundos, el tiempo suficiente para un flashback:

Mamá: A ver cuando ordenas tu armario, que se viene las cosas encima cuando lo abres.
Yo: Pa qué lo voy a arreglar si no lo uso desde que vivo en Málaga. Dejalo así que cuando vuelva otra vez lo arreglaré.

Ahí estaba el verdadero problema. ¡El armario de mi casa no me deja seguir adelante! Él me ha convertido en ese monstruo complaciente contra el que lucho. El caos privado, dice el libro, es tan devastador como el caos público. Claro, ese caos es el que explica que de antitaurino pase, en cuestión de días, a defender la tauromaquia, o que de no comer paté de oca por los métodos abusivos que usan para su obtención pase a devorarlo porque, total, si se van a morir igual.
Ya me he cansado. Este fin de semana, en cuanto llegue a casa, arreglaré el armario para que la buena energía vuelva a fluir, y con ella se renueven mis buenas intenciones.

Animo a todo el mundo a arreglar sus armarios, ya sea para deshacerse de lo que no necesita o, como haré yo, para recuperar viejos ideales que se perdieron entre tanto desorden.

lunes, 31 de enero de 2011

Recuerdo Aquella Sevilla como la mas bella de todas. La ciudad se puso guapa para que el Guadalquivir la pintase. Incluso embargo el aire con perfumes de azahar y jazmín.

Desde la puerta de la Macarena a los Reales Alcázares las gentes festejaban aquel once de marzo de 1596, día en el que Carlos I se casaba con su prima Isabel. Cuenta una vieja historia que después partieron a Granada, donde ordenaron plantar una curiosa flor de origen persa, que ojos ajenos contemplaron con asombro.

...Parece que a nadie en Andalucía sorprende ya el clavel, porque desde entonces es La Flor de nuestra tierra y de ninguna otra, folklore de nuestros patios y campo y cielo y clamor de nuestas vírgenes.


Tambien recuerdo el olor a pólvora y la madera astillada. La gran plaza en los jardines del Belvedere se inundaba, y de ese modo los barcos se debatían un mar acotado y perfecto, después del cual no había dragones. La falsa marejada que levantaban hacía zozobrar la mesura de los mirones, que gritaban deseosos por cobrarse la vida de alguna galera. A partir de aquel día la batalla dejo de ser entretenimiento de estrategos.

Aquella Roma era sin duda la gloria de los Papas, y ellos la de Roma Y hasta que encontraron detractores, este espectáculo y muchos otros fueron el orgullo de aquella simbiosis tan perfectamente medida


Recuerdo que el funeral tuvo lugar en cualquier parte de Aquel Ámsterdam. Los tulipanes contrastaban con los negros flamencos, que se agitaban en un ritmo de vida demasiado acelerado; una danza frenética que solo encontraba descanso cuando Vermeer o Rembrandt la capturaban. Y así, sin prisas, asistimos a la lección de anatomía de Nicolae Tulp, compartimos mesa con los síndicos de los pañeros, visitamos el taller del pintor, vimos Delf y paseamos por la callejuela.

Jamás hubo una Holanda mas dorada que Aquella.


P.D. No conozco aquella Sevilla, ni Aquella Roma, ni Aquel Amsterdam. Tampoco he vivido otras épocas. Sin embargo acostumbro a meterme en pieles inventadas porque tengo nostalgia de otras vidas.


viernes, 28 de enero de 2011

La doble tilde.

Cuando era pequeñito sol¨¨ia ponerme enfermo muy a menudo. Si le preguntaba a mi mam´´a que porqu´´e me pasaba siempre a m´´i ella dec¨¨ia:

Porque eres muy valioso, y las cosas que m´´as valen a menudo son las m´´as fr´´agiles”

Estoy convencido de que esa frase ha marcado mi vida de alguna forma. Por ejemplo explica mi posterior aberraci´´on por la porcelana china, la cristaler´´ia fina (que no el cristal tallado, que me parece fascinante), las vajillas de la Cartuja, o las figuritas de cristal de Swarovski, objetos de lujo muy comunes en la familia que viv´´ian con cierto desahogo por aquella ´´epoca,

Recuerdo perfectamente la casa de mi t´´ia abuela, repleta de cosas de este tipo. A los niños nos estaba terminantemente prohibido acercarnos a todos sus tiestos porque se rompen con mucha facilidad. Ir all´´i era como ir a un anticuario donde romper algo resutaba extremadamente f´´acil y absolutamente caro.

Afortunadamente eso no suced´´ia en mi casa. Aunque a mi madre siempre le fascinaron aquellos objetos, se decant´´o por otro tipo de colecciones mucho m´´as asequibles. Entre sus joyitas destacaban los Jarrones chinos de cer´´amica, los huevos de Faberg´´e comprados por fasc´´iculos, las cajitas decoradas con piedras “preciosas”, o las miniaturas de las deidades egipcias en terracota mon´´ocroma negra.

A pesar de que toda esa chatarra in´´util no era nada especial, ella hac´´ia que lo fuese. Eran sus objetos de lujo, y los adoraba como Pee Wee adoraba su bicicleta, Doc al De Lorian o ET los caramelos Reese´´s Pieces.

Reconozco que, cuando era niño, me avergonzaba un poco de ella y de su af´´an por acumular cosas que no serv´´ian para nada, pero ahora lo veo de otra forma.

¡Mi madre fue posiblemente la m´´as Kitsch y molona de todas las madres y no supe aprovecharla!

Lo que tendr´´ia que haber hecho era invitar a mis amigos a casa para que lo flipasen viendo su habitaci´´on, repleta de Espejos con marcos decorados de hojarascas doradas al m´´as puro estlo rococ´´o, composiciones de recortables hechas por ella y enmarcadas en cristales de chapa, angelitos de escayola pintados a mano y, como no pod´´ia ser menos, envejecidos con bet´´un de Judea; montones de revistas de Hola que contaban con todas las exclusivas, entrevistas y reportajes de Lady Di, desde la boda con Carlos al fat´´idico accidente; infinitos libros y objetos del Antiguo Egipto (su gran pasi´´on), la biograf´´ia de Sissi emperatriz, siempre presente en su mesilla de noche, como si de la misma biblia se tratase; sus l´´amparas, quinqu´´es y candelabros, la mayor´´ia rescatados de la basura; incontables almohadas y cojines sobre una cama de matrimonio siempre cubierta por colchas pomposas y, por supuesto, todos los objetos de colecci´´on ya mencionados.

Este panorama, adem´´as, exigir´´ia una banda son´´ora que completarse la visita, quiz´´a alguna de sus canciones favoritas; Enter Sandman de Metalica, Give me a bad name de Bon Jovi o masculino singular de Rosendo habr´´ian sido un gran acierto.

Su habitaci´´on era otro mundo…un mundo creado donde no importaba que se rompiese algo porque, como ella afirmaba, lo ´´unico fr´´agil y valioso que pose´´ia all´´i era yo. Lo dem´´as solo era ambiente.

Por eso ella siempre me cuidaba con tanto fanatismo cuando enfermaba. Yo era en aquel mundo fant´´astico lo que el Lladr´´o en la casa de mi t´´ia abuela. Un bien muy preciado que hab´´ia que proteger con la vida misma si hac´´ia falta.

Toda esta historia la cuento con motivo de una nueva enfermedad, pero est´´a vez no soy yo el que la padece, sino mi port´´atil, que ha cogido lo que se conoce como el virus de las dos tildes. Aunque el nombre pueda sonar original no lo es para nada. Ese es el s´´intoma m´´as evidente (supongo que os habr´´eis dado cuenta a estas alturas). Seg´´un me han contado, resulta relativamente f´´acil eliminarlo porque ya tiene varios años.

Si me hubiese criado con mi tia abuela, ahora mismo estar´´ia trinando porque una de las cosas m´´as caras que poseo est´´a en cuarentena…pero yo no le doy ninguna importancia, quiz´´a porque mi madre me enseñ´´o que lo m´´as valioso no es lo que m´´as cuesta, sino lo que m´´as se quiere.

Gracias Mam´´a.

jueves, 20 de enero de 2011

No buscaba los últimos beneficios de una amistad.

Ni sabía que se acercaba el final…

Parece que ella sí.

El veneno es mordiente y la lengua bífida.

Y ella, ungida con ungüentos podridos

no ve más allá de lo que otros quieren que vea.

No hay más demonio que yo.

No hay más mal que el que yo siembro y otros recogen.

Por eso duelo.

Por eso hablarme es traición.

No soy el áspid que aguarda impaciente poner fin.

Pero eso pensó.

Y prescindió de mí.

No imploro el perdón de una santa laica.

Yo también se prescindir.

Y ambos cargaremos el mismo yugo eternamente.

Pero no nos pesará igual.

Yo ya he llegado a la catarsis,

pero ella jamás encontrará cilicio que expíe su culpa

porque su culpa no le pesa.

Aquí el aire está viciado.

Ya es hora de que ambos salgamos.

Entierra todo sabiendo que jamás resucitará,

que yo haré lo mismo.

No hay redención posible.

Así lo ha querido.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sales.Sales. Sales.Sales.Sales.Sales.

Todo sucedió una soleada tarde de invierno. Iba camino de la facultad para renovar unos libros, cuando pasé por la puerta de mi banco. No por casualidad llevaba la tarjeta encima, y comprobé mis últimos movimientos. Mi preciada beca ya estaba ingresada.
Pensé que lo mejor que podía hacer era darme unos caprichitos los primeros meses ,y cuando me quedase menos dinero apretarme un poco.

Lista de una serie de autoregalitos prescindibles pero necesarios:

1. Tres camisas, dos de algodón y una de franela, todas de cuadros.

2.Tres rebecas: dos de algodón. una azul marino y otra salmón. La tercera es de lana, en verde militar.

4. Varias peliculas: Hola, ¿estás sola?, Pascual Duarte, La lengua de las mariposas, Los amantes del círculo polar y Pili, Luci, Bom y otras chicas del montón.

5. Un pantalón chino en azul marino.

6. Un cinturón marrón con estampado de piel de serpiente (suena muy mal, pero es preciosisimo).

7. Una Pashmina beis.

8. Una copa de vino.

9. Un block de folios (de los chinos)

10. Una carpeta de tela con un cierre de cremallera.

11. Una botella de barbadillo (para estrenar la copa de vino).

...Pero le veo un pequeño inconveniente a mis magníficas compras. Sólo llevo dos días con la beca...